NEGRO TAL VEZ
Attila Veres
Cuentos
Sexto Piso Editorial

Siguiendo el orden del libro, los primeros son cortos y perturbadores. A medida que avanza, va creando un universo muy lovecraftiano (un homenaje a nuestro querido amigo de Providence), en el que aparece una secta con hábitos extraños para un lector no avezado, ingeniosos y a la vez repulsivos. Esta secta aparece, de distintos modos, en varios de los cuentos como un hilo conductor.
Lo especial de estos cuentos es la variedad de registros y terrores. El libro es como una pequeña excursión por diversas formas del terror y climas perturbadores, aunque, como dije antes, una idea los recorre. Las descripciones de la secta nos introducen en los misterios que los lectores de Lovecraft bien conocen, pero en un mundo actual. En uno de ellos, nos describe un viaje turístico a un territorio en el que esta secta reside y adonde impone sus reglas. Este cuento se presenta como una reseña de viaje, con comentarios humorísticos pero describe, con cierta frialdad al inicio, los horrores más crudos. Casi que sentimos el temor de que en la aduana nos toquen las penitencias que relata. En otro, los rituales de una comunidad de campo con sus muertos dan lugar a cosechas de frutos extrañísimos, y ahí nos sumergimos en un mundo horroroso y seductor a la vez. Es imponente la relación entre la tierra, los cadáveres y las cosechas rituales a la que dedican su vida los integrantes de esta secta, que suprime algunos de sus ceremonias más sangrientas en pos de integrarse a la sociedad moderna. Pero allí siguen esos recuerdos, esos misteriosos personajes que acechan por las noches y no faltan los Señores misteriosos a los que sirven, de los cuales no saben mucho y está bien que así sea, porque tienen claro que el Universo es un misterio que no tiene por qué ser develado a los humanos. En este punto se mete de lleno en el horror cósmico.
La relación entre un demonio y un viejo músico de heavy metal evoca la pasión de Veres por ese género musical. En otro relato, el narrador va las tras huellas de un investigador desaparecido que se obsesionó con el ambiente underground húngaro de hace décadas y con una banda en particular, que nadie parece hacer escuchado en vivo y no hay registros de su música. Un misterio que hace honor a la definición de weird.
Estos relatos no generan miedo. Pueden perturbar tal vez pero lo que provocan es fascinación, al punto de ponerse a imaginar esos mundos ocultos tras esta realidad que vivimos y ponerse a escribir. Y que un autor despierte eso es mucho. Altamente recomendable.
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