viernes, 8 de noviembre de 2019

#Recomendado #Findesemana #Teatro #Reseña SOUFFLE DE ROSAS


RESEÑA: Soufflé de Rosas 
por @MechaLuna

Cuando una obra es extraordinaria, entrás a un teatro o a las páginas de un libro y los sabés, lo sentís: no hay escapatoria, no se sale, no se vuelve, al menos no ileso.  
Eso me pasó con Soufflé de rosas, la obra de teatro dirigida por Klau Anghilante y escrita por Cristian Cortés Galecio que se estrenó hoy en el teatro El Vitral con esta tremenda historia de dos mujeres, dos amigas, dos seres que se enfrentan a realidades tan distintas que se hieren y a la vez se espejan. El deber ser, los mandatos familiares, los prejuicios, la ceguera, la negación, la risa y la angustia de una existencia a veces autoimpuesta se abren camino en ese escenario, intentando desandar los pasos que las protagonistas (Y nosotros mismos) dieron a tientas, para desprenderse de esa soledad que las habita aun estando juntas. 
Cada escena es magnífica, estalla como esquirlas de un espejo roto, en donde todas las mujeres sentimos el dolor de vemos reflejadas de una forma u otra en esa lucha por arrancar los jirones que aún restan de una sociedad patriarcal que se niega a abandonar esta piel que nos protege, nos atrapa y a la vez nos exilia.  
La puesta en escena es una obra de arte en sí misma, el vestuario, las luces, el sonido, la música y las actuaciones de actrices tan jóvenes como Mai Danchuk, Lulu Ney, Candela Cande, Ludmila Chernomoretz y Agostina Franco Bec impactan con su talento y sensibilidad. Todas y cada una componen una sinfonía, una coreografía dulce y dolorosa que deslumbra y hermana.
Advertidos están: Es imposible salir ileso de esta obra. 
Decía Jung: El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman. Eso fue lo que sentimos, vibramos y sufrimos frente al escenario: Una transformación ineludible que nos condujo en un viaje hacia algún punto de nuestra propia historia, y esa transformación se reflejó en las risas, las lágrimas y en los aplausos espontáneos que no cesaron durante más de cinco minutos ininterrumpidos. 
El arte es y debe actuar como la consciencia de la sociedad. El arte es denuncia, concepto, rebeldía y fuerza, y Peras al Olmo, ¡chapeau!, lo está haciendo realidad. 









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