Cuando un sueño se vuelve perturbador o aburrido, Santino simplemente dice cuatro palabras: “Ya está, me despierto”, y listo, se despierta. Pero ahora esta frase no le da resultado. Quiere que esta pesadilla, llena de cadáveres huesudos, termine. Pero no puede. ¿Qué sucede? Grita desesperado, y entonces un extraño hombre aparece y le ofrece su ayuda. ¿Logrará escapar de este sueño macabro?
Martín Sancia nació en Buenos Aires en julio de 1973, y pasó su infancia en Barrio Sarmiento (La Matanza). Estudió el Profesorado de Literatura y Latín en el Instituto Alicia M. de Justo y Realización Cinematográfica en el Cievyc.
En 2009 publicó el libro Breves historias de animales sabrosos, engreídos, enamorados, malditos, venenosos, enlatados, tristes, cobardes, crueles, espinosos… (y otras historias), y en el 2013 participó de la colección de cuentos La vieja Físsh, Editorial Wherter. Actualmente coordina un taller literario dedicado a la literatura infantil. Su novela Los poseídos de Luna Picante obtuvo el Segundo Premio Sigmar 2013 de Literatura Infantil y Juvenil.
ZOMBIS
Graciela Repún
Luca y Luna son hermanos. Viven en Arroyo de los Mara, un pueblo tranquilo donde la gente trabaja, va al shopping, a la escuela… Hasta que hay un terremoto y comienzan a suceder extraños episodios. Poco a poco van descubriendo que, detrás de esa aparente normalidad, se esconden los personajes más escalofriantes y siniestros. Los hermanos, junto con dos amigos, tienen que buscar la manera de enfrentarlos para evitar que se apoderen del pueblo y del destino de sus habitantes.
Graciela Repún nació en Buenos Aires, Argentina. Es coordinadora de talleres literarios y escritora. Ha escrito más de 120 libros entre cuentos, poesías, obras de teatro, biografías y novelas. Ha sido publicada en Brasil, Uruguay, Chile, Puerto Rico, Colombia, México, Inglaterra, España, Italia y Francia. Por sus trabajos ha recibido becas de Iberescena y del Fondo Nacional de las Artes. También ha sido distinguida con numerosos premios, entre ellos, el White Ravens 2002, el premio Fantasía, el Destacado de Alija, el Premio Especial del Concurso Barco de Vapor, y el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil “La hormiguita Viajera”.
En esta editorial ha escrito para la colección Hilo infinito los cuentos La selva exagerada, Miedo a la oscuridad, Esperanza, Muchos Romeos y Julietas, Detectives y culpables y La traba lenguada.
Comer no es sólo una necesidad: es un arte, un placer y un misterio. Recetas, reflexiones, y relatos para una biblioteca de la cocina.
EL ARTE DE COMER
M. F. K. Fisher
Debate
M.F.K. Fisher
revolucionó la manera en que se escribía sobre cocina y comida, hasta el punto
que está considerada la primera escritora gastronómica moderna. Su primer
libro, Sírvase de inmediato, se publicó en 1937 y la posicionó como una
escritora gastronómica de referencia gracias a su personal combinación de
memorias, viajes y cocina. Esta exitosa reputación se vio reforzada por sus
escritos posteriores, dedicados a los períodos que pasó en La Provenza.
El arte de comer
reúne los mejores escritos de la autora. No es un simple recetario, ni una
disertación sobre la comida, es una mezcla de ambas cosas tratadas con un
estilo muy personal que no dejará indiferente al lector. Un libro que recoge
reflexiones profundas sobre la vida a partir de la comida, del acto de comer, y
que reúne más de sesenta recetas comentadas con referencias sociológicas,
históricas, filosóficas y humor.
"El
ingenio y las apasionadas opiniones de M.F.K. Fisher acerca de la comida y de
aquellos que la preparan, la consumen y opinan sobre ella son tan oportunos
ahora como cuando los plasmó en sus obras."
Julia Child
"Fisher tiene
la extraordinaria capacidad de hacer que lo habitual parezca especial y
maravilloso. Su ejemplo nace de su irrenunciable empeño en apreciar la vida
según le llega."
Ruth Reichl
"Este volumen
debería ser de lectura obligada para todo cocinero. Define de un modo sensual y
hermoso la vital relación entre la comida y la cultura."
Alice Waters
DOÑA LOLA
El arte de la mesa
Lola de Pietranera
“Si
el oído experimenta una sensación de deleite cuando llegan a él los sonidos que
sabiamente se combinaron en el pentagrama, si los ojos se extasían en la
contemplación del color y de la forma, y si el perfume, cuando el artífice supo
darle categoría exquisita, embriaga nuestras almas de encantadora embriaguez,
no se vislumbra, en verdad, razón que valga para que por medio del sentido del
gusto no haya de alcanzarse una satisfacción semejante a la que proporcionan el
perfume, el sonido y el color.”
Del prólogo a la
primera edición
Doña
Lola. El arte de la mesa es un clásico de la literatura
culinaria argentina en el mundo de habla hispana. Desde su aparición, en 1974,
varias generaciones aprendieron en sus páginas los placeres de la buena cocina.
Con la excelencia de quien domina el métier a la perfección, Lola P. de
Pietranera transmite una amplia variedad de deliciosas recetas, claramente
explicadas y fáciles de hacer, así como consejos prácticos y secretos para
asegurar un resultado exitoso.
FISIOLOGÍA DEL GUSTO
Jean Anthelme Brillat-Savarin
Books4Pocket
Fisiología
del gusto, o Meditaciones de gastronomía trascendente, denominado
por muchos la "biblia de la gastronomía", es una obra digna de ser
considerada como el primer texto gastronómico del mundo, pues antes de él,
comenzando por el romano Apicio, sólo se habían escrito meros recetarios.
Savarin convirtió el arte culinario en una auténtica ciencia que incluía la
química, física, medicina y anatomía.
ESCRITOS ESCRITOS SOBRE LA MESA
Literatura y Comida
Colección: El Otro Lado
Mariano García y Mariana Dimópulos (compiladores)
Adriana Hidalgo Editora
Poco hay más común
en la cultura que la comida, y sin embargo tanto hoy como en épocas pasadas fue
objeto de un interés del que no están ausentes la delicadeza, la exquisitez e
incluso la extravagancia. Como en cualquier tradición, en la occidental la
comida ocupa un lugar central aunque no deja de suscitar reflexiones marginales
o extrañas. Este ha sido el propósito de la presente antología, que ofrece al
lector un largo itinerario organizado por temas que trascienden las distintas
épocas, recogiendo desde las primeras menciones sobre la comida, la bebida y el
hambre hasta consideraciones filosóficas o figuraciones acerca de la comida del
futuro. La variada lista de autores invitados a este singular banquete, en el
que se dan cita Platón y Petronio, Kant y Flaubert, Mansilla y Elena Garro,
entre muchos otros, asegura una lectura de duradera intensidad.
Cuatro obras: Neblina, Tren, Colores verdaderos, Museo
Teatro
La escritura
colectiva –una excepción en el campo literario– no es una experiencia
inhabitual en el teatro, donde el sentido teatral se construye por
superposición y
combinatoria de las poéticas de muchos. Sin embargo, las obras
de Piel de Lava son ejemplos
valiosísimos de una dramaturgia personal, justamente allí donde no hay una
persona sola. Desconocemos el mecanismo por el cual lo grupal acaba por modelar
a este autor único e irrepetible de múltiples cabezas: no sabemos si han
escrito partes sueltas que se llevan sorprendentemente bien en un todo sin
fisuras, o si es el fruto de una paciente democracia (una en la que el teatro
vuelve a enseñarle a la sociedad algo de su funcionamiento ideal, algo
olvidado, algo cooperativo y fundamental), o si rige aquí la genial tiranía del
capricho (cuando un grupo sostiene todo junto lo insostenible por un tiempo, el
capricho suele adquirir forma factible, decididamente tentadora y forzosamente
ineludible), o si lo que pasa es simplemente que el encanto de estas sirenas
tenaces y febriles atrae como un imán a la fortuna. En la experiencia colectiva
de las Piel de Lava sólo parecen tener cabida los procedimientos que son
artísticos; su sistema de trabajo (el del encuentro sistemático, el de la
amistad pura) no sabe de productos ni de urgencias ni de especulaciones
estilísticas. Estas obras rezuman audacia, inteligencia, gracia y belleza a la
vez que se alejan de lo fácil, lo vulgar, lo conocido, lo solemne.
Creo que la
explicación es simple: la angustia de la escritura (que para otros mortales es
tortuosa y solitaria) se disuelve ante tamaña evidencia de belleza.
Rafael Spregelburd
Sobre los autores
El grupo Piel de Lava se formó en 2003. Está
integrado por Laura Paredes, Pilar Gamboa, Valeria Correa y Elisa Carricajo,
quienes investigan las posibilidades de la creación colectiva mediante un
método de trabajo que incluye la actuación, la dramaturgia y la dirección. Para
codirigir sus dos obras más recientes, convocaron a la directora y dramaturga
Laura Fernández.
Piel de Lava realizó cuatro
montajes, todos publicados en este libro: Colores
verdaderos, Neblina, Tren y Museo.
Brenda acaba de cumplir 18 años y por primera vez en su vida está enamorada. Su novio, Alex, es inteligente, atractivo, y parece el candidato perfecto para ella. Pero un día, sin motivo aparente ni excusa, él decide cortar la relación. Desesperada, ella intentará encontrar explicaciones y un sentido a su nueva realidad. En el camino, realizará interesantes descubrimientos sobre sí misma y su entorno. Diario de una ruptura es una historia para identificarse y para volver a empezar. Un relato que habla de la importancia de los amigos, de la familia, de aprender a pedir ayuda y confiar en el otro. Y es también una guía, que nos muestra que las respuestas a muchas de nuestras preguntas pueden estar más cerca de lo que creemos…
El mundo de la
gastronomía también tiene sus aristas oscuras y, si bien hemos leído varias novelas
inquietantes con crímenes y demás horrores en plena cocina, hoy queremos
presentarte a un chef muy especial que conjuga dos pasiones de un modo bastante
original. Xabier Gutiérrez Márquez es un reconocido cocinero y uno de los
investigadores del laboratorio del restaurante Arzak de San Sebastián. Le
encanta cocinar y escribir. Eso no sería nada fuera de lo común en el mundo de
la gastronomía de no ser porque, además de unos 14 libros sobre gastronomía, su
alma inquieta lo llevó a indagar el terreno de la novela negra sin dejar de lado
su profesión.
"El aroma del
crimen” es su primera novela y forma parte de una saga de cuatro que tiene como
protagonista a Vicente Parra, un oficial instructor de la Ertzaintza de la
misma edad del cocinero donostiarra, que nació en 1960. La segunda, “El bouquet
del miedo”, ya se consigue en formato digital y pronto llegará a las librerías.
A Vicente Parra, oficial instructor de la
Ertzaintza, con sede en el barrio del Antiguo de San Sebastián, le son asignados
dos casos aparentemente muy diferentes. La diseñadora de moda Elena Castaño ha
sido salvajemente apuñalada en su mansión y aunque los indicios apuntan a un
robo, pronto queda claro que se trata de un crimen personal disfrazado de
asalto. El otro caso es la muerte por insuficiencia renal y hepática de un
joven llamado Cristian José, bedel en la universidad. La madre del joven
sospecha que la muerte no fue natural pues ha encontrado importantes cantidades
de dinero en efectivo en su casa y además llevaba últimamente un tren de vida
que no se correspondía con su sueldo. Vicente pronto descubre que los
sospechosos están todos relacionados con el mundo de la gastronomía, y más
cuando la autopsia del cadáver de Cristian no ofrece dudas sobre las causas de
su muerte.
En pleno mes de septiembre, tiempo de
vendimia, y a pocos días para que
empiece la recolección de la uva, al subcomisario de la Ertzaintza Vicente
Parra le asignan la investigación del asesinato de la enóloga Esperanza Moreno,
encargada hasta entonces de la elaboración del vino de las Bodegas Sáenz de la
finca Marbil, una de las más prestigiosas haciendas de La Rioja, y productora
del apreciado vino VVV. Su cuerpo ha sido hallado sin vida en su piso del
barrio antiguo de San Sebastián, en medio de un charco de sangre y con la
garganta seccionada. Todo parece indicar que se trata de un crimen pasional,
cuando a las pocas horas de encontrar el cadáver, desaparece el novio de la
víctima, Roberto, operador de cámara en uno de los programas de televisión de
cocina más exitosos del país y dirigido por un afamado cocinero. El
subcomisario Parra tendrá que dilucidar quién puede estar detrás de este
crimen, a la vez que la búsqueda del paradero de Roberto se convierte en una
carrera contrarreloj para solucionar el caso. La intriga que yace detrás de la
liturgia de la elaboración del vino se mezcla con la tensión y el vértigo que
rodean el mundo de la televisión, sus protagonistas y los límites de sus egos y
ambiciones. Nadie está a salvo en estos dos sectores tan competitivos donde el
poder lo puede todo.
Corre el año 866.
Los sajones, que han fundado cuatro reinos al sur de la isla de Inglaterra,
viven con la mirada puesta en el mar, de donde siempre ha llegado la amenaza en
forma de implacables guerreros: los vikingos. Cualquier previsión es inútil
para conjurar ese peligro. En la frontera entre ambos mundos se encuentra el
protagonista de esta novela, Uhtred, un joven nacido en una aristocrática
familia de Northumbria, y que ha sido raptado y educado por los hombres del
sanguinario vikingo Ragnar. Uhtred se enfrenta ahora a la decisión de optar por
su origen y reivindicar su legado, o renunciar a ellos y permanecer con quienes
lo educaron.
El
último reino demuestra el talento de Bernard Cornwell
para la construcción de mundos épicos ajustados a los acontecimientos
históricos. En esta novela lo que está en juego es la fundación de Inglaterra,
que hacia el siglo IX era un entramado de ambiciones y traiciones, sin un poder
unificador, sin un rumbo definido. De la mano de personajes inolvidables, el
lector asiste al turbulento choque entre la cultura anglosajona y la danesa,
entre el cristianismo y el paganismo, entre dos concepciones irreconciliables
de la existencia. Con una escritura poderosa y una impactante reconstrucción de
época, El último reino es el primer volumen de una saga que ha conquistado
millones de lectores en todo el mundo y que acaba de ser adaptada para la
televisión por la BBC y la NBC.
Trailer oficial de la serie de BBC
Sobre el autor
Bernard
Cornwell. Nació en Londres en 1944 y vivió su infancia en el sur
de Essex. Después de graduarse en la Universidad de Londres, trabajó para la
cadena de televisión de la BBC durante siete años, principalmente como
realizador del programa Nationwide. Posteriormente se hizo cargo del departamento
de actualidad de la BBC en Irlanda del Norte, y en 1978 pasó a dirigir el programa
Thames at Six, para la Thames Television. Actualmente reside en Estados Unidos.
Su serie dedicada a
Richard Sharpe, que en España viene publicando Edhasa, le ha convertido en uno
de los escritores más leídos y de mayor éxito en el género de la novela histórica
de aventuras, condición que volvió a poner de manifiesto con la trilogía
formada por Arqueros del Rey (2001), La batalla del Grial (2002) y El sitio de Calais (2004) o la tetralogía
sobre Starbuck, situada en la guerra civil americana, de la que las primeras
entregas han sido Rebelde (2011) y Copperhead (2012) .
También son buena
muestra de su talento las novelas Stone.
"El
mejor autor de novelas históricas de aventuras"
The New York Times
"Bernard
Cornwell escribe como si hubiera vivido en el siglo IX"
The Wall Street Journal
Gentileza Editorial Edhasa
GEORGE: Desde hace
mucho tiempo, creo que la novela histórica y el fantasy épico son hermanos, que
los dos géneros tienen mucho en común. Mi serie le debe mucho al trabajo de J.
R. R. Tolkien, Robert E. Howard, Jack Vance, Fritz Leiber y todos los grandes
escritores fantásticos que vinieron antes de mí, pero a su vez también leí y
disfruté el trabajo de novelistas históricos como Thomas B. Costain, Mika
Waltari, Alfred Duggan, Nigel Tranter y Maurice Druon. ¿Cuáles son tus
influencias? ¿Qué escritores leíste de pequeño? ¿La ficción histórica siempre
fue tu gran pasión? ¿Habías leído fantasy?
BERNARD: Así es, la
novela histórica y el fantasy son hermanos gemelos. Nunca me gustó mucho la
etiqueta de “fantasy”, porque es demasiado amplia y tiene algo místico. En mi
opinión, uno escribe novelas históricas ubicadas en un mundo inventado, que
está basado en una realidad histórica (si los libros se sitúan en el futuro, entonces
el “fantasy” se convierte mágicamente en ciencia ficción). Yo diría que recibí
las tres influencias: el fantasy, la ciencia ficción y la novela histórica,
aunque la más importante fue la de los libros de C. S. Forester, la saga de Hornblower. Los leí de adolescente, me
entusiasmaron, cuando me quedé sin material para leer al acabar la última de
las series, empecé a leer libros de no ficción sobre la época napoleónica. Eso
me llevó a una obsesión por Wellington y su Ejército, lo que me condujo directamente
a escribir la serie protagonizada por el soldado Sharpe. Quizá si hubiera leído
a Tolkien antes de a Forester habría tomado ese camino (¡y me tienta!), pero
todos escribimos lo que queremos leer y yo siempre fui un ávido consumidor de
novelas históricas... y, por supuesto, de ¡HISTORIAS! Devoré todos los clásicos
de ciencia ficción, Asimov, Heinlein, etcétera, y me enseñaron la importancia
del relato, pero mi gran deuda sigue siendo con C. S. Forester (otro gran
maestro del relato).
GEORGE: Los escritores
de fantasy gozan de cierta libertad que no tienen los novelistas históricos. Yo
puedo sorprender a mis lectores matando a reyes y otros personajes importantes,
pero el destino de los reyes y conquistadores en el mundo real está ahí, en los
textos de historia, sabemos quién muere y quién sobrevive antes de empezar la
novela. Cuando se libra una batalla en el Abismo de Helm o en los Campos de
Pelennor en los libros de Tolkien, o en Aguasnegras y el Bosque Susurrante en
mis propios libros de fantasy, se desconoce el desenlace de la lucha hasta que
el autor no lo revela en sus páginas, pero el novelista histórico está obligado
a seguir la senda de la historia. ¿Cómo te enfrentas al desafío de mantener el
suspenso y el interés en la batalla de Waterloo, la de Bull Run o la de
Azincourt cuando la mayoría de tus lectores ya conoce el final de antemano?
BERNARD: “Yo puedo
sorprender a mis lectores matando a reyes y otros personajes importantes.” Sí,
claro, ¡tú puedes! Yo todavía no te perdoné la ejecución de Ned Stark, ¡pero
estoy aprendiendo a convivir con ello! No creo que sea un problema que el
lector conozca el desenlace de la historia antes de llegar al final. Todos
nosotros, de pequeños, queríamos que nos contaran las mismas historias una y
otra vez, aunque ya supiéramos que el lobo no se iba a comer a Caperucita Roja.
Yo siempre me planteo la novela histórica como si tuviera dos historias, la
grande y la pequeña, y el escritor las entrelaza. La gran historia en Lo que el
viento se llevó pasa por si el Sur pude sobrevivir a la Guerra Civil, y todos
sabemos cómo acabó, pero la pequeña historia es si Scarlett puede salvar a
Tara, y esta pequeña historia está en primer plano, mientras que la gran
historia ocupa el trasfondo. Supongo que la pequeña historia aporta el
suspenso: ¿Sobrevivirá Sharpe en Badajoz? (bueno, el lector sabe que sí, ¡me
imagino!). Y creo que a los lectores les fascina que la historia se vaya
desplegando. Cualquier inglés conoce la batalla de Azincourt –está
profundamente arraigada en la conciencia de la nación–, pero casi nadie sabe
qué sucedió realmente allí. La historia se convierte en mito muy rápido (el
mito de Azincourt dice que los arcos se impusieron, lo cual no fue así, pero
Dios sabe que Enrique habría perdido sin ellos), y quizá uno de los placeres de
leer novela histórica sea descubrir la verdad que se esconde detrás del mito.
GEORGE: La ficción
histórica no es historia. Estás mezclando hechos verdaderos y personajes
históricos reales con personajes de tu propia creación, como Uhtred y Richard
Sharpe. ¿Hasta dónde debería llegar la “licencia poética” de un novelista
cuando se enfrenta a los acontecimientos de la historia? ¿Cuán riguroso está
obligado a ser? ¿Cuál es la frontera?
BERNARD: Yo no puedo
cambiar la historia (ojalá), pero puedo jugar con ella. La respuesta varía en
función de lo que estoy escribiendo. Hice una trilogía sobre el Rey Arturo, y
prácticamente no había una historia real sobre la que basarse, así que pude
hacer más o menos lo que quise. Para los libros de Saxon [The Saxon Stories, en esp.: Sajones,
vikingos y normandos] contaba con el esqueleto de la historia gracias a la
Crónica Anglosajona y otras pocas fuentes más, pero tampoco había tanto, de
modo que tuve mucha libertad. Si escribo sobre la Revolución americana,
entonces casi no tengo libertad, porque estoy entrometiéndome en la gran
leyenda de América y debo mantenerme fiel a la historia real si el libro
pretende persuadir al lector de la viabilidad de la historia; en Redcoat solo cambié un hecho, adelantándolo
24 horas. Y luego confesé mi pecado en una nota histórica al final del libro.
En alguna ocasión hago cambios más drásticos; en Sharp y sus fusileros se narra
la historia del terrible ataque sobre Badajoz y, por contarlo brevemente, un
ataque falso que solo pretendía apartar a los defensores franceses acabó con la
conquista de la ciudad, mientras que los ataques principales fracasaron
estrepitosamente. Me pareció que el drama de esa noche se centraba en las
brechas, así que Sharpe tenía que atacar una de ellas, y si Richard Sharpe
ataca, gana (¡es un héroe!). En la novela me permito que uno de los atacantes
traspase la brecha (lo cual no sucedió), porque de otro modo la historia no
funcionaría. Pero una vez más, confesé mi pecado al final del libro.
GEORGE: A lo largo
de los años, escribí tanta ciencia ficción como fantasy. Dentro de la ciencia
ficción hay un género que cada vez está ganando más popularidad, la novela del
mundo alternativo, lo que los historiadores a veces denominan “contrafáctica”,
y los fans llaman “que habría pasado si”. En For want of a nail el reino estaba perdido... pero ¿y si no se
hubiera perdido? ¿Y si Napoleón hubiera vencido en Waterloo? ¿Y si el Sur
hubiera ganado la Guerra Civil? ¿Si el Imperio romano no hubiera caído nunca?
¿Qué te parecen estas historias? ¿Alguna vez sentiste la tentación de escribir
una?
BERNARD: ¡Jamás!
Quizá sea culpa mía, pero la historia alternativa no me atrae. Recuerdo una
película contrafáctica delirante en la que un F-16 de la Fuerza Aérea de los
Estados Unidos aparecía de pronto en Pearl Harbor. Así. Empezamos diciendo que
las novelas de “fantasy” y las novelas históricas son gemelas y me parece que
mezclarlas tiene algo de incestuoso y, a diferencia de Jaime y Cersei
Lannister, yo no soy un fan.
GEORGE: Hablando de
batallas... Creo que tus escenas de batallas son las mejores que leí de
cualquier escritor pasado o presente. Yo escribí una buena cantidad de ellas. A
veces utilizo el punto de vista privado, muy cercano y personal, para arrastrar
al lector hasta el interior de la matanza. Es algo muy vívido y visceral, pero
necesariamente caótico, y es fácil que se pierda el sentido global de la
batalla. A veces, en cambio, me inclino por el punto de vista general,
observando desde arriba los flancos y las reservas. Da una idea de la
estrategia, del modo en que se gana o se pierde una batalla, aunque se puede
caer con facilidad en la abstracción. Sin embargo, parece que tuvieras la
capacidad de hacer las dos cosas a la vez. Los arcos de Azincourt, Uhtred
refunfuñando y dando golpes contra un muro de protección en Sajonia, la vana
esperanza de Sharpe... podemos ver y oler la sangre, y a la vez entender las
estrategias de la batalla. ¿Cómo lo haces? ¿Cuáles son los pilares sobre los
que construyes una escena de una gran batalla? De todas las batallas que
escribiste, ¿cuál es tu preferida?
BERNARD: Yo juego
con una gran ventaja respecto de ti, porque mis batallas se libraron en el
pasado y los sobrevivientes dejaron testimonios, y algunas fueron descritas con
todo lujo de detalles por parte de los historiadores militares, de modo que yo
cuento con un marco que tú debes inventar. Odio leer una historia militar y
confundirme, en general me pasa con los numerales romanos (“La unidad XV se
dirigió al oeste mientras que la brigada XIV se reorganizó en dirección al
sur”, y todo eso), porque se supone que tienes que estar consultando un mapa, o
varios, mientras intentas recordar cuál es la unidad XV... Así que yo intento
que el lector cuente con un contexto antes de que dé comienzo la batalla:
¿Dónde están luchando? ¿Cuáles son los lugares de referencia? ¿Qué unidades son
importantes? No quiero que el lector se detenga y tenga que buscar un mapa...
aunque seguro que fracaso. Una vez hecho esto, intento intercambiar el punto de
vista, como tú, entre lo más cercano y desagradable de la batalla y una
perspectiva más distante. Es maravilloso leer El rostro de la batalla, el libro de John Keegan, y descubrir cómo
viven la batalla los hombres, fue una gran influencia. Yo inventé batallas de
principio a fin, y de la que estoy más orgulloso es de la del monte Badon, de
la saga de Arturo. La batalla ocurrió pero no sabemos nada de lo que sucedió
(ni siquiera dónde), así que usé la táctica de Wellington en la batalla de
Salamanca y funcionó a la perfección. ¿De todas las batallas? Quizá me quedo
con la de Salamanca en La espada de
Sharpe.
GEORGE: Un tema
recurrente en mucho fantasy épico es el conflicto entre el bien y el mal. Los
villanos acostumbran a ser hombres oscuros de todo tipo, con secuaces malignos
y hordas de subordinados perversos y deformes vestidos de negro. Los héroes son
nobles, valientes, honestos y justos. Sí, Tolkien hizo algo fantástico y
glorioso a partir de eso, pero en manos de escritores menores, bueno... digamos
que ese tipo de fantasy perdió todo interés para mí. Me atraen, sobre todo, los
personajes grises. Prefiero escribir sobre ellos... y leer sobre ellos. Me
parece que compartimos esta afinidad. Tus protagonistas tienen momentos de
heroísmo, pero también tienen defectos. Yo disfruto mucho leyendo sobre Uhtred,
pero es realmente oscuro, y respecto a Richard Sharpe, mejor no cruzarse con
él. Llegaste tan lejos que incluso convertiste en protagonista de tus novelas
sobre la Guerra Civil Americana a una serpiente, hiciste que un norteño luchara
por el Sur... no son cosas que despierten mucha simpatía. Tus villanos son como
cualquier humano, no un monstruo de cartón. Y a menudo eres poco menos que
respetuoso cuando dibujas a algunos de los héroes más representativos de la
historia británica y estadounidense. Pienso en Paul Revere y Alfredo el Grande.
¿Qué hace que los personajes con defectos sean más interesantes que los héroes
convencionales?
BERNARD: ¿Quizá
todos nuestros personajes son un reflejo de nosotros mismos? No estoy diciendo
que yo sea Richard Sharpe (Dios no lo quiera), pero estoy convencido de que hay
algunos rasgos de mi personalidad en él (por la mañana es muy gruñón). En una
ocasión escribí una serie de prólogos para los libros de Hornblower y tuve que enfrentarme a la eterna pregunta: ¿en quién
está basado Hornblower? Algunos decían que en Cochrane, otros sugirieron que en
Edward Pellow (ambos destacados capitanes de fragata en las Guerras
napoleónicas), pero era obvio que Hornblower era la persona que le habría
gustado ser al propio Forester. Hornblower era Forester, sin alguno de los
rasgos menos atractivos de Forester. La mayoría de mis héroes son marginados...
quizá porque yo me sentía así en mi infancia (es una larga historia que no vamos
a contar ahora), y por eso, de tus personajes, mis preferidos son Arya y Jon
Snow. Y quizá los personajes imperfectos sean más atractivos porque se ven
forzados a tomar una decisión... un personaje bueno convencional siempre hará
lo moralmente correcto. Aburrido. Sharpe suele hacer lo correcto, pero en
general por los motivos equivocados, ¡y eso es mucho más interesante!
GEORGE: Cuando
Tolkien comenzó a escribir El señor de
los anillos, quiso hacer una continuación de El Hobbit. “La historia fue creciendo mientras la contaba”, declaró
después, cuando El señor de los anillos se
había convertido en la trilogía que hoy conocemos. A lo largo de los años tuve
muchas ocasiones de citar esta frase, puesto que mi Canción de hielo y fuego pasó de los tres libros, que había vendido
originalmente, a siete (cinco publicados, y dos más por escribir), en los que
estoy trabajando. Gran parte de tu trabajo tomó la forma de una serie con
muchas partes. ¿Tus historias “están creciendo mientras las cuentas”, o ya
sabes hasta dónde te van a llevar tus viajes antes de partir? Cuando escribiste
tu primer libro sobre Sharpe, ¿te imaginaste que ibas a llegar tan lejos con él
y con Harper? ¿Sabías cuántos libros iba a necesitar la historia de Uhtred,
cuando te sentaste a escribir sobre él?
BERNARD: ¡Ni idea!
Ni siquiera sé qué pasará en el próximo capítulo y mucho menos en el siguiente
libro, y no sé cuántos libros formarán parte de una serie. E. L. Doctorow dijo
algo que me gusta y es que escribir una novela es un poco como conducir de
noche por una carretera en un país desconocido, en la que solo puedes ver hasta
donde iluminan tus débiles faros. Escribo en la oscuridad. Supongo que el
placer de leer libros pasa por descubrir qué va a suceder, ¡y para mí ese es el
placer de escribirlos!
GEORGE: Me encontré
cara a cara con mis lectores miles de veces, no solo en los tours de los
libros, sino también en los congresos de ciencia ficción y de fantasy, donde
suele haber mucha más interacción entre los lectores y los escritores que en otros
géneros. Yo acostumbraba a responder todas las cartas de mis fans, cuando
todavía los lectores me mandaban cartas a través de mis editores. (Era
sencillo; no había muchas.) El correo electrónico multiplicó por mil las cartas
que recibo, muy por encima de mi capacidad para responder, pero aun así intento
leer los emails que llegan, aunque no pueda contestarlos. No uso facebook ni
twitter, pero tengo un blog (en LiveJournal), y mi dirección de correo
electrónico se puede encontrar fácilmente. Pero ser tan accesible también
genera sus peligros, como descubrí en los últimos años. La mayoría de mis fans
es gente fantástica, sensible, inteligente, comprensiva... pero hay una minoría
que puede ser molesta. ¿Cómo te relacionaste con tus lectores a lo largo de los
años? ¿Crees que un escritor tiene una deuda con sus lectores que va más allá
de su propio trabajo? ¿Los fans te mandan sugerencias sobre cómo quieren que
acaben tus series? ¿Te mandan sus obras, regalos? ¿Le ponen a sus hijos y a sus
mascotas los nombres de tus personajes? ¿Escriben “fan fiction” usando tus
personajes? ¿Te viste alguna vez influenciado por las reacciones de tus
lectores ante uno de tus libros o personajes?
BERNARD: Descubrí
que mis fans son geniales. Hay una pequeñísima parte de ellos que le busca la
quinta pata al gato (y sí, por supuesto, hay errores), y una vez, en mi página
web, le pedí a un lector de este tipo que por favor se buscara otro autor. Pero
es divertido encontrarse con la gran mayoría de ellos y escucharlos es de vital
importancia. ¡Una vez hice el tour de un libro y tres personas distintas me
dijeron que ya era el momento de que Sharpe tuviera una chica de clase alta! No
me había dado cuenta de que había estado con chicas difíciles durante muchos
libros, así que en Sharpe en Trafalgar le di a Lady Grace, que sigue siendo mi
heroína preferida. ¡Nunca habría existido sin los fans!
GEORGE: Nosotros dos
tuvimos el privilegio de ver a nuestros personajes en la televisión. Sean Bean
fue Richard Sharpe mucho antes de ser Ned Stark. (Y a decir verdad, si hizo de
Ned Stark en gran parte fue porque David Benioff, Dan Weiss y yo habíamos visto
su magnífico papel como Sharpe.) ¿Qué te parecieron las series de la BBC?
¿Hasta qué punto estuviste involucrado? ¿Llegarás a ver a otros de tus
personajes en la pantalla? Y si así fuera, ¿te gustaría escribir los guiones?
¿Qué es lo que hace que una adaptación sea buena? ¿Volveremos a ver a Sean Bean
en el papel de Sharpe?
BERNARD: ¡Creo que
las series de Sharpe eran fantásticas! No cabe duda de que modificaron los
libros, no tuvieron elección. Tú y yo podemos dirigir a 100.000 hombres sin que
nos cueste nada, pero en televisión cada extra es una sangría para el
presupuesto, aunque supieron lidiar muy bien con esa limitación y Sean, por
supuesto, fue un Sharpe maravilloso y un gran Ned Stark (que debería haber
vivido, maldición). Hasta donde yo sé, no hay más series entre los planes. Se
habla de hacer una película de Azincourt (pero no estoy ansioso esperándola), y
de una serie sobre Uhtred (que sería bonito, pero tampoco estoy ansioso por
ello). No quiero tener nada que ver con este tipo de producciones, salvo ser un
admirador más. Trabajé para la televisión durante once años y aprendí lo
suficiente como para saber que no sé nada sobre la producción de una pieza, así
que estoy contento de dejar todo esto en manos de los expertos. Y dudo de que
fuera capaz de escribir un guión: nunca lo intenté y prefiero escribir una
novela.
GEORGE: Última
pregunta: ¿qué planes tiene Bernard Cornwell? Hiciste las Guerras napoleónicas,
la Guerra Civil Americana, la Guerra de los Cien Años, el Rey Arturo, los
sajones. ¿Regresarás a alguna de estas épocas, volverás a visitar a algunos de
los grandes personajes de tus series? ¿O hay alguna otra época histórica que te
interese investigar?
BERNARD: Estoy
desesperado por escribir sobre un período (perdón, ¡pero no puedo revelarlo
porque no quiero que nadie me haga la competencia!). Pero antes habrá una
novela nueva sobre Thomas de Hookton en la Guerra de los Cien Años, y luego
volveré a Uhtred y los sajones.
La emoción más fuerte y antigua de la
humanidad es el miedo, y el más intenso y antiguo tipo de miedo es el miedo a
lo desconocido. Quienes leen sin placer a Lovecraft (sobre todo en algunas de
sus obras como En las montañas de la
locura o El que susurraba en las
tinieblas) no conocen el grado superlativo del miedo, esa angustia que
podríamos denominar, en buen romance, el pavor, y que a él mismo le gustaba
llamar "horror cósmico", no sin grandilocuencia. Se trata del miedo a
la existencia en general, al universo en tanto lugar extraño y hostil.
ÍNDICE
Prólogo: H. P. Lovecraft: una poética de la
weird fiction, por Marcelo G. Burello.
El horror sobrenatural en literatura.
Apuntes sobre una no entidad.
Notas sobre la escritura de ficción
interplanetaria.
Notas sobre la escritura de ficción extraña.
Sobre el autor
Howard
Phillips Lovecraft nació el 20 de agosto de 1890 en Providence
(Rhode Island). A los dos años ya recitaba poesía, leía a los tres y empezó a
escribir a los seis años de edad. Por sus problemas de salud, no asistió al
colegio hasta los ocho años y lo abandonó
después de un año. Fue una persona solitaria que dedicaba su tiempo a la
lectura, la astronomía y a la correspondencia con otros aficionados a la
literatura macabra.
Su prosa está influenciada por Lord Dunsany,
William H. Hodgson, Arthur Machen y Edgar Allan Poe. Fue un gran innovador del
cuento de terror gracias a su singular tratamiento de la narrativa y la
atmósfera de sus historias, que acercó el género a la ciencia-ficción. Con 16
años escribía una columna de astronomía para el Providence Tribune. De 1908 a
1923 ganaba algo de dinero escribiendo ocasionalmente relatos para revistas de
poca tirada, como Weird Tales. Diez años más adelante, su obra empezó a interesar
a mucha gente.
Sus relatos tratan sobre espíritus malignos,
posesiones psíquicas y mundos oníricos donde el tiempo y el espacio se alteran
irremediablemente, como en sus Mitos de Cthulhu, un trabajo colectivo que fue
creciendo con las aportaciones del llamado Círculo de Lovecraft, grupo de
escritores formado por el propio Lovecraft, Clark Ashton Smith, Robert E.
Howard, Robert Bloch, August Derleth, Frank Belknap, Long Henry Kuttner, E.
Hoffman Price y otros. También fueron incluidas aportaciones provenientes de
escritores anteriores como Ambrose Bierce, Algernon Blackwood, o Robert W.
Chambers y de algunas mitologías como la árabe, la polinesia o la sumeria.
Sus relatos se recopilaron en varios
volúmenes póstumos, entre los que figuran El extraño y otros cuentos (1939) y
El cazador en la oscuridad y otros cuentos (1951). Sus mejores novelas cortas
son El caso de Charles Dexter Ward (1928), En las montañas de la locura (1931) y
La sombra sobre Insmouth (1936).
Howard Lovecraft murió en Providence el 15
de marzo de 1937.