martes, 2 de febrero de 2016

El 5 de febrero llega a las librerías EL ÚLTIMO REINO. NORTHUMBRIA de Bernard Cornwell, la nueva saga de fantasía épica que BBC lleva a la televisión + Entrevista del autor con George R. R. Martin

EL ÚLTIMO REINO. NORTHUMBRIA
Bernard Cornwell
Ficción Histórica
Primer libro de la saga que dio origen a la exitosa serie de TV producida por la BBC America y la NBC: The Last Kingdom.

Corre el año 866. Los sajones, que han fundado cuatro reinos al sur de la isla de Inglaterra, viven con la mirada puesta en el mar, de donde siempre ha llegado la amenaza en forma de implacables guerreros: los vikingos. Cualquier previsión es inútil para conjurar ese peligro. En la frontera entre ambos mundos se encuentra el protagonista de esta novela, Uhtred, un joven nacido en una aristocrática familia de Northumbria, y que ha sido raptado y educado por los hombres del sanguinario vikingo Ragnar. Uhtred se enfrenta ahora a la decisión de optar por su origen y reivindicar su legado, o renunciar a ellos y permanecer con quienes lo educaron.
El último reino demuestra el talento de Bernard Cornwell para la construcción de mundos épicos ajustados a los acontecimientos históricos. En esta novela lo que está en juego es la fundación de Inglaterra, que hacia el siglo IX era un entramado de ambiciones y traiciones, sin un poder unificador, sin un rumbo definido. De la mano de personajes inolvidables, el lector asiste al turbulento choque entre la cultura anglosajona y la danesa, entre el cristianismo y el paganismo, entre dos concepciones irreconciliables de la existencia. Con una escritura poderosa y una impactante reconstrucción de época, El último reino es el primer volumen de una saga que ha conquistado millones de lectores en todo el mundo y que acaba de ser adaptada para la televisión por la BBC y la NBC.

Trailer oficial de la serie de BBC


Sobre el autor
Bernard Cornwell. Nació en Londres en 1944 y vivió su infancia en el sur de Essex. Después de graduarse en la Universidad de Londres, trabajó para la cadena de televisión de la BBC durante siete años, principalmente como realizador del programa Nationwide. Posteriormente se hizo cargo del departamento de actualidad de la BBC en Irlanda del Norte, y en 1978 pasó a dirigir el programa Thames at Six, para la Thames Television. Actualmente reside en Estados Unidos.
Su serie dedicada a Richard Sharpe, que en España viene publicando Edhasa, le ha convertido en uno de los escritores más leídos y de mayor éxito en el género de la novela histórica de aventuras, condición que volvió a poner de manifiesto con la trilogía formada por Arqueros del Rey (2001), La batalla del Grial (2002) y El sitio de Calais (2004) o la tetralogía sobre Starbuck, situada en la guerra civil americana, de la que las primeras entregas han sido Rebelde (2011) y Copperhead (2012) .
También son buena muestra de su talento las novelas Stone.

"El mejor autor de novelas históricas de aventuras"
The New York Times

"Bernard Cornwell escribe como si hubiera vivido en el siglo IX"
The Wall Street Journal


 Gentileza Editorial Edhasa

GEORGE: Desde hace mucho tiempo, creo que la novela histórica y el fantasy épico son hermanos, que los dos géneros tienen mucho en común. Mi serie le debe mucho al trabajo de J. R. R. Tolkien, Robert E. Howard, Jack Vance, Fritz Leiber y todos los grandes escritores fantásticos que vinieron antes de mí, pero a su vez también leí y disfruté el trabajo de novelistas históricos como Thomas B. Costain, Mika Waltari, Alfred Duggan, Nigel Tranter y Maurice Druon. ¿Cuáles son tus influencias? ¿Qué escritores leíste de pequeño? ¿La ficción histórica siempre fue tu gran pasión? ¿Habías leído fantasy?

BERNARD: Así es, la novela histórica y el fantasy son hermanos gemelos. Nunca me gustó mucho la etiqueta de “fantasy”, porque es demasiado amplia y tiene algo místico. En mi opinión, uno escribe novelas históricas ubicadas en un mundo inventado, que está basado en una realidad histórica (si los libros se sitúan en el futuro, entonces el “fantasy” se convierte mágicamente en ciencia ficción). Yo diría que recibí las tres influencias: el fantasy, la ciencia ficción y la novela histórica, aunque la más importante fue la de los libros de C. S. Forester, la saga de Hornblower. Los leí de adolescente, me entusiasmaron, cuando me quedé sin material para leer al acabar la última de las series, empecé a leer libros de no ficción sobre la época napoleónica. Eso me llevó a una obsesión por Wellington y su Ejército, lo que me condujo directamente a escribir la serie protagonizada por el soldado Sharpe. Quizá si hubiera leído a Tolkien antes de a Forester habría tomado ese camino (¡y me tienta!), pero todos escribimos lo que queremos leer y yo siempre fui un ávido consumidor de novelas históricas... y, por supuesto, de ¡HISTORIAS! Devoré todos los clásicos de ciencia ficción, Asimov, Heinlein, etcétera, y me enseñaron la importancia del relato, pero mi gran deuda sigue siendo con C. S. Forester (otro gran maestro del relato).

GEORGE: Los escritores de fantasy gozan de cierta libertad que no tienen los novelistas históricos. Yo puedo sorprender a mis lectores matando a reyes y otros personajes importantes, pero el destino de los reyes y conquistadores en el mundo real está ahí, en los textos de historia, sabemos quién muere y quién sobrevive antes de empezar la novela. Cuando se libra una batalla en el Abismo de Helm o en los Campos de Pelennor en los libros de Tolkien, o en Aguasnegras y el Bosque Susurrante en mis propios libros de fantasy, se desconoce el desenlace de la lucha hasta que el autor no lo revela en sus páginas, pero el novelista histórico está obligado a seguir la senda de la historia. ¿Cómo te enfrentas al desafío de mantener el suspenso y el interés en la batalla de Waterloo, la de Bull Run o la de Azincourt cuando la mayoría de tus lectores ya conoce el final de antemano?

BERNARD: “Yo puedo sorprender a mis lectores matando a reyes y otros personajes importantes.” Sí, claro, ¡tú puedes! Yo todavía no te perdoné la ejecución de Ned Stark, ¡pero estoy aprendiendo a convivir con ello! No creo que sea un problema que el lector conozca el desenlace de la historia antes de llegar al final. Todos nosotros, de pequeños, queríamos que nos contaran las mismas historias una y otra vez, aunque ya supiéramos que el lobo no se iba a comer a Caperucita Roja. Yo siempre me planteo la novela histórica como si tuviera dos historias, la grande y la pequeña, y el escritor las entrelaza. La gran historia en Lo que el viento se llevó pasa por si el Sur pude sobrevivir a la Guerra Civil, y todos sabemos cómo acabó, pero la pequeña historia es si Scarlett puede salvar a Tara, y esta pequeña historia está en primer plano, mientras que la gran historia ocupa el trasfondo. Supongo que la pequeña historia aporta el suspenso: ¿Sobrevivirá Sharpe en Badajoz? (bueno, el lector sabe que sí, ¡me imagino!). Y creo que a los lectores les fascina que la historia se vaya desplegando. Cualquier inglés conoce la batalla de Azincourt –está profundamente arraigada en la conciencia de la nación–, pero casi nadie sabe qué sucedió realmente allí. La historia se convierte en mito muy rápido (el mito de Azincourt dice que los arcos se impusieron, lo cual no fue así, pero Dios sabe que Enrique habría perdido sin ellos), y quizá uno de los placeres de leer novela histórica sea descubrir la verdad que se esconde detrás del mito.

GEORGE: La ficción histórica no es historia. Estás mezclando hechos verdaderos y personajes históricos reales con personajes de tu propia creación, como Uhtred y Richard Sharpe. ¿Hasta dónde debería llegar la “licencia poética” de un novelista cuando se enfrenta a los acontecimientos de la historia? ¿Cuán riguroso está obligado a ser? ¿Cuál es la frontera?

BERNARD: Yo no puedo cambiar la historia (ojalá), pero puedo jugar con ella. La respuesta varía en función de lo que estoy escribiendo. Hice una trilogía sobre el Rey Arturo, y prácticamente no había una historia real sobre la que basarse, así que pude hacer más o menos lo que quise. Para los libros de Saxon [The Saxon Stories, en esp.: Sajones, vikingos y normandos] contaba con el esqueleto de la historia gracias a la Crónica Anglosajona y otras pocas fuentes más, pero tampoco había tanto, de modo que tuve mucha libertad. Si escribo sobre la Revolución americana, entonces casi no tengo libertad, porque estoy entrometiéndome en la gran leyenda de América y debo mantenerme fiel a la historia real si el libro pretende persuadir al lector de la viabilidad de la historia; en Redcoat solo cambié un hecho, adelantándolo 24 horas. Y luego confesé mi pecado en una nota histórica al final del libro. En alguna ocasión hago cambios más drásticos; en Sharp y sus fusileros se narra la historia del terrible ataque sobre Badajoz y, por contarlo brevemente, un ataque falso que solo pretendía apartar a los defensores franceses acabó con la conquista de la ciudad, mientras que los ataques principales fracasaron estrepitosamente. Me pareció que el drama de esa noche se centraba en las brechas, así que Sharpe tenía que atacar una de ellas, y si Richard Sharpe ataca, gana (¡es un héroe!). En la novela me permito que uno de los atacantes traspase la brecha (lo cual no sucedió), porque de otro modo la historia no funcionaría. Pero una vez más, confesé mi pecado al final del libro.

GEORGE: A lo largo de los años, escribí tanta ciencia ficción como fantasy. Dentro de la ciencia ficción hay un género que cada vez está ganando más popularidad, la novela del mundo alternativo, lo que los historiadores a veces denominan “contrafáctica”, y los fans llaman “que habría pasado si”. En For want of a nail el reino estaba perdido... pero ¿y si no se hubiera perdido? ¿Y si Napoleón hubiera vencido en Waterloo? ¿Y si el Sur hubiera ganado la Guerra Civil? ¿Si el Imperio romano no hubiera caído nunca? ¿Qué te parecen estas historias? ¿Alguna vez sentiste la tentación de escribir una?

BERNARD: ¡Jamás! Quizá sea culpa mía, pero la historia alternativa no me atrae. Recuerdo una película contrafáctica delirante en la que un F-16 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos aparecía de pronto en Pearl Harbor. Así. Empezamos diciendo que las novelas de “fantasy” y las novelas históricas son gemelas y me parece que mezclarlas tiene algo de incestuoso y, a diferencia de Jaime y Cersei Lannister, yo no soy un fan.

GEORGE: Hablando de batallas... Creo que tus escenas de batallas son las mejores que leí de cualquier escritor pasado o presente. Yo escribí una buena cantidad de ellas. A veces utilizo el punto de vista privado, muy cercano y personal, para arrastrar al lector hasta el interior de la matanza. Es algo muy vívido y visceral, pero necesariamente caótico, y es fácil que se pierda el sentido global de la batalla. A veces, en cambio, me inclino por el punto de vista general, observando desde arriba los flancos y las reservas. Da una idea de la estrategia, del modo en que se gana o se pierde una batalla, aunque se puede caer con facilidad en la abstracción. Sin embargo, parece que tuvieras la capacidad de hacer las dos cosas a la vez. Los arcos de Azincourt, Uhtred refunfuñando y dando golpes contra un muro de protección en Sajonia, la vana esperanza de Sharpe... podemos ver y oler la sangre, y a la vez entender las estrategias de la batalla. ¿Cómo lo haces? ¿Cuáles son los pilares sobre los que construyes una escena de una gran batalla? De todas las batallas que escribiste, ¿cuál es tu preferida?

BERNARD: Yo juego con una gran ventaja respecto de ti, porque mis batallas se libraron en el pasado y los sobrevivientes dejaron testimonios, y algunas fueron descritas con todo lujo de detalles por parte de los historiadores militares, de modo que yo cuento con un marco que tú debes inventar. Odio leer una historia militar y confundirme, en general me pasa con los numerales romanos (“La unidad XV se dirigió al oeste mientras que la brigada XIV se reorganizó en dirección al sur”, y todo eso), porque se supone que tienes que estar consultando un mapa, o varios, mientras intentas recordar cuál es la unidad XV... Así que yo intento que el lector cuente con un contexto antes de que dé comienzo la batalla: ¿Dónde están luchando? ¿Cuáles son los lugares de referencia? ¿Qué unidades son importantes? No quiero que el lector se detenga y tenga que buscar un mapa... aunque seguro que fracaso. Una vez hecho esto, intento intercambiar el punto de vista, como tú, entre lo más cercano y desagradable de la batalla y una perspectiva más distante. Es maravilloso leer El rostro de la batalla, el libro de John Keegan, y descubrir cómo viven la batalla los hombres, fue una gran influencia. Yo inventé batallas de principio a fin, y de la que estoy más orgulloso es de la del monte Badon, de la saga de Arturo. La batalla ocurrió pero no sabemos nada de lo que sucedió (ni siquiera dónde), así que usé la táctica de Wellington en la batalla de Salamanca y funcionó a la perfección. ¿De todas las batallas? Quizá me quedo con la de Salamanca en La espada de Sharpe.

GEORGE: Un tema recurrente en mucho fantasy épico es el conflicto entre el bien y el mal. Los villanos acostumbran a ser hombres oscuros de todo tipo, con secuaces malignos y hordas de subordinados perversos y deformes vestidos de negro. Los héroes son nobles, valientes, honestos y justos. Sí, Tolkien hizo algo fantástico y glorioso a partir de eso, pero en manos de escritores menores, bueno... digamos que ese tipo de fantasy perdió todo interés para mí. Me atraen, sobre todo, los personajes grises. Prefiero escribir sobre ellos... y leer sobre ellos. Me parece que compartimos esta afinidad. Tus protagonistas tienen momentos de heroísmo, pero también tienen defectos. Yo disfruto mucho leyendo sobre Uhtred, pero es realmente oscuro, y respecto a Richard Sharpe, mejor no cruzarse con él. Llegaste tan lejos que incluso convertiste en protagonista de tus novelas sobre la Guerra Civil Americana a una serpiente, hiciste que un norteño luchara por el Sur... no son cosas que despierten mucha simpatía. Tus villanos son como cualquier humano, no un monstruo de cartón. Y a menudo eres poco menos que respetuoso cuando dibujas a algunos de los héroes más representativos de la historia británica y estadounidense. Pienso en Paul Revere y Alfredo el Grande. ¿Qué hace que los personajes con defectos sean más interesantes que los héroes convencionales?

BERNARD: ¿Quizá todos nuestros personajes son un reflejo de nosotros mismos? No estoy diciendo que yo sea Richard Sharpe (Dios no lo quiera), pero estoy convencido de que hay algunos rasgos de mi personalidad en él (por la mañana es muy gruñón). En una ocasión escribí una serie de prólogos para los libros de Hornblower y tuve que enfrentarme a la eterna pregunta: ¿en quién está basado Hornblower? Algunos decían que en Cochrane, otros sugirieron que en Edward Pellow (ambos destacados capitanes de fragata en las Guerras napoleónicas), pero era obvio que Hornblower era la persona que le habría gustado ser al propio Forester. Hornblower era Forester, sin alguno de los rasgos menos atractivos de Forester. La mayoría de mis héroes son marginados... quizá porque yo me sentía así en mi infancia (es una larga historia que no vamos a contar ahora), y por eso, de tus personajes, mis preferidos son Arya y Jon Snow. Y quizá los personajes imperfectos sean más atractivos porque se ven forzados a tomar una decisión... un personaje bueno convencional siempre hará lo moralmente correcto. Aburrido. Sharpe suele hacer lo correcto, pero en general por los motivos equivocados, ¡y eso es mucho más interesante!

GEORGE: Cuando Tolkien comenzó a escribir El señor de los anillos, quiso hacer una continuación de El Hobbit. “La historia fue creciendo mientras la contaba”, declaró después, cuando El señor de los anillos se había convertido en la trilogía que hoy conocemos. A lo largo de los años tuve muchas ocasiones de citar esta frase, puesto que mi Canción de hielo y fuego pasó de los tres libros, que había vendido originalmente, a siete (cinco publicados, y dos más por escribir), en los que estoy trabajando. Gran parte de tu trabajo tomó la forma de una serie con muchas partes. ¿Tus historias “están creciendo mientras las cuentas”, o ya sabes hasta dónde te van a llevar tus viajes antes de partir? Cuando escribiste tu primer libro sobre Sharpe, ¿te imaginaste que ibas a llegar tan lejos con él y con Harper? ¿Sabías cuántos libros iba a necesitar la historia de Uhtred, cuando te sentaste a escribir sobre él?

BERNARD: ¡Ni idea! Ni siquiera sé qué pasará en el próximo capítulo y mucho menos en el siguiente libro, y no sé cuántos libros formarán parte de una serie. E. L. Doctorow dijo algo que me gusta y es que escribir una novela es un poco como conducir de noche por una carretera en un país desconocido, en la que solo puedes ver hasta donde iluminan tus débiles faros. Escribo en la oscuridad. Supongo que el placer de leer libros pasa por descubrir qué va a suceder, ¡y para mí ese es el placer de escribirlos!

GEORGE: Me encontré cara a cara con mis lectores miles de veces, no solo en los tours de los libros, sino también en los congresos de ciencia ficción y de fantasy, donde suele haber mucha más interacción entre los lectores y los escritores que en otros géneros. Yo acostumbraba a responder todas las cartas de mis fans, cuando todavía los lectores me mandaban cartas a través de mis editores. (Era sencillo; no había muchas.) El correo electrónico multiplicó por mil las cartas que recibo, muy por encima de mi capacidad para responder, pero aun así intento leer los emails que llegan, aunque no pueda contestarlos. No uso facebook ni twitter, pero tengo un blog (en LiveJournal), y mi dirección de correo electrónico se puede encontrar fácilmente. Pero ser tan accesible también genera sus peligros, como descubrí en los últimos años. La mayoría de mis fans es gente fantástica, sensible, inteligente, comprensiva... pero hay una minoría que puede ser molesta. ¿Cómo te relacionaste con tus lectores a lo largo de los años? ¿Crees que un escritor tiene una deuda con sus lectores que va más allá de su propio trabajo? ¿Los fans te mandan sugerencias sobre cómo quieren que acaben tus series? ¿Te mandan sus obras, regalos? ¿Le ponen a sus hijos y a sus mascotas los nombres de tus personajes? ¿Escriben “fan fiction” usando tus personajes? ¿Te viste alguna vez influenciado por las reacciones de tus lectores ante uno de tus libros o personajes?

BERNARD: Descubrí que mis fans son geniales. Hay una pequeñísima parte de ellos que le busca la quinta pata al gato (y sí, por supuesto, hay errores), y una vez, en mi página web, le pedí a un lector de este tipo que por favor se buscara otro autor. Pero es divertido encontrarse con la gran mayoría de ellos y escucharlos es de vital importancia. ¡Una vez hice el tour de un libro y tres personas distintas me dijeron que ya era el momento de que Sharpe tuviera una chica de clase alta! No me había dado cuenta de que había estado con chicas difíciles durante muchos libros, así que en Sharpe en Trafalgar le di a Lady Grace, que sigue siendo mi heroína preferida. ¡Nunca habría existido sin los fans!

GEORGE: Nosotros dos tuvimos el privilegio de ver a nuestros personajes en la televisión. Sean Bean fue Richard Sharpe mucho antes de ser Ned Stark. (Y a decir verdad, si hizo de Ned Stark en gran parte fue porque David Benioff, Dan Weiss y yo habíamos visto su magnífico papel como Sharpe.) ¿Qué te parecieron las series de la BBC? ¿Hasta qué punto estuviste involucrado? ¿Llegarás a ver a otros de tus personajes en la pantalla? Y si así fuera, ¿te gustaría escribir los guiones? ¿Qué es lo que hace que una adaptación sea buena? ¿Volveremos a ver a Sean Bean en el papel de Sharpe?

BERNARD: ¡Creo que las series de Sharpe eran fantásticas! No cabe duda de que modificaron los libros, no tuvieron elección. Tú y yo podemos dirigir a 100.000 hombres sin que nos cueste nada, pero en televisión cada extra es una sangría para el presupuesto, aunque supieron lidiar muy bien con esa limitación y Sean, por supuesto, fue un Sharpe maravilloso y un gran Ned Stark (que debería haber vivido, maldición). Hasta donde yo sé, no hay más series entre los planes. Se habla de hacer una película de Azincourt (pero no estoy ansioso esperándola), y de una serie sobre Uhtred (que sería bonito, pero tampoco estoy ansioso por ello). No quiero tener nada que ver con este tipo de producciones, salvo ser un admirador más. Trabajé para la televisión durante once años y aprendí lo suficiente como para saber que no sé nada sobre la producción de una pieza, así que estoy contento de dejar todo esto en manos de los expertos. Y dudo de que fuera capaz de escribir un guión: nunca lo intenté y prefiero escribir una novela.

GEORGE: Última pregunta: ¿qué planes tiene Bernard Cornwell? Hiciste las Guerras napoleónicas, la Guerra Civil Americana, la Guerra de los Cien Años, el Rey Arturo, los sajones. ¿Regresarás a alguna de estas épocas, volverás a visitar a algunos de los grandes personajes de tus series? ¿O hay alguna otra época histórica que te interese investigar?

BERNARD: Estoy desesperado por escribir sobre un período (perdón, ¡pero no puedo revelarlo porque no quiero que nadie me haga la competencia!). Pero antes habrá una novela nueva sobre Thomas de Hookton en la Guerra de los Cien Años, y luego volveré a Uhtred y los sajones.

Traducción de la entrevista: Paula Kuffer

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